El cuerpo humano ha sido diseñado para moverse y requiere realizar ejercicio de forma regular para mantenerse funcional y evitar enfermar
La actividad física estuvo asociada a la salud de las personas desde tiempos remotos. A lo largo de la historia se fue relacionando la longevidad de ciertas poblaciones del planeta con estilos de vida activos y adecuada alimentación.
Los individuos que llevan un estilo de vida más activo se «sienten mejor» y producen en su cuerpo una resistencia superior ante las distintas agresiones que la vida y el paso de los años provocan además de que los beneficios del ejercicio físico están altamente relacionados con la prevención de las enfermedades cardíacas. Los adultos que conservan una vida activa llegan a edades mayores con mejor predisposición al trabajo y menor dependencia de aquellos que los rodean.
Se han comprobado efectos beneficiosos del ejercicio sobre la conservación de la densidad de los huesos con un alto impacto en la prevención de la osteoporosis. Diferentes dolores articulares y musculares se ven aliviados por sesiones especiales de ejercicios y la vida activa previene la aparición de este tipo de molestias.
El ejercicio que aumenta los latidos de su corazón y mueve grupos de músculos grandes (tal como los músculos de sus piernas o brazos) son los mejores. Escoja una actividad que le guste, y que puede empezar lentamente y aumentar gradualmente hasta que se haya acostumbrado. El caminar es muy popular y no requiere ningún equipo en especial. Otros buenos ejercicios que puede hacer son la natación, ciclismo, correr y bailar, o si prefiere prácticas orientales como yoga o tai-chí. Subir a pie por las escaleras en vez de usar el elevador o caminar en lugar de conducir un automóvil, son buenas maneras de aumentar el nivel de actividad en su vida.
Existe una relación positiva entre el sistema inmunológico (las defensas del organismo) y la actividad física. Varios estudios epidemiológicos han expuesto la menor prevalencia de diferentes formas de cáncer entre las personas físicamente activas. Experiencias recientes han sugerido que las mujeres que realizan ejercicios físicos en forma regular tendrían menor predisposición a tumores de mama y útero.
El ejercicio (según cuál se haga) puede aumentar la masa muscular, manteniendo el cuerpo firme y ayudando a mantener una buena postura corporal. También elimina desechos y toxinas, combate el insomnio y elimina el cansancio.
La actividad física es una herramienta fundamental en la prevención y el tratamiento de la diabetes. Por otra parte, es un elemento indiscutible en la terapéutica de la hipertensión arterial.
En resumen, hacer ejercicio beneficia: órganos (fortaleceel corazón, los pulmones y las articulaciones), músculos (aumentando su oxigenación, tono, fuerza y volumen), huesos (incrementa su fuerza, flexibilidad, resistencia y densidad), funciones corporales (hace funcionar mejor la circulación, respiración, digestión, sistema inmunológico y metabolismo), regula los niveles de triglicéridos, colesterol y glucosa en sangre. Reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, artritis, entre otras.
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