Una buena higiene, tanto del cuerpo como del entorno es la primera barrera contra las enfermedades
Más allá de que, culturalmente, estamos predispuestos a parecer “limpios”, la relevancia de una correcta higiene trasciende los parámetros del buen aspecto.
Nuestra piel impide el ingreso de gérmenes a nuestro organismo, al mismo tiempo que regula la temperatura corporal merced al trabajo de las glándulas sudoríparas. Además, las glándulas sebáceas impermeabilizan y lubrifican la piel gracias a si capacidad de producir materia grasa. Claro que estas secreciones generan un residuo, que, junto a la descamación de la piel y la combinación con la suciedad exterior producen malos olores, y, además, permiten el desarrollo de enfermedades.
Se recomienda al menos una ducha diaria con agua tibia y jabón de PH neutro, con especial atención en el cuidado de axilas, ingles, zona genital, ano, manos y pies, además del regular lavado de cabello con un shampoo adecuado para el tipo de cabello.
Un capítulo aparte merece el cuidado de las manos. Ellas nos permiten entrar en contacto con todo lo que necesitamos del mundo exterior, pero, a la vez, son una puerta de entrada para los gérmenes. Por eso, es preciso lavarlas con abundante agua y jabón después de manipular dinero, tocar animales, alimentos crudos, etc.
En Homeopática Hahnemann contamos con una línea de jabones naturales artesanales (glicerina con PH neutro) que contienen aceites esenciales en variedad de aromas. También líneas de shampoo para el cuidado del cabello, así como para combatir la pediculosis.
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